http://www.youtube.com/watch?v=z-8xBGflZWEMi incursión en el cine de medio oriente viene de la mano de la trilogía de Apu ( Pather Panchali, Aparajito El Mundo de Apu), del enorme Ray (no soy capaz de transcribir su complicado nombre bengalí). Por entonces me dejé engatusar por los aromas del blanco y negro de las escenas del joven Apu, del ritmo que marcaban las notas del sitar de Ravi Shankar y sobre todo del estilo casi documental de sus personajes. Estos personajes eran los protagonistas de un mundo que llevado en la gran pantalla transmitían cercanía, paciencia, angustia y algo de coherencia en una cinematografía huérfana de delicadeza en formato panorámico. Con el tiempo descubrí al lento Kirostami (mejor fotógrafo que cineasta), la familia Makhmalbaf (“La manzana” de Samira), tambén pude disfrutar de la obra de Ghobadi con la estupenda “Las tortugas también vuelan” y como no, de Jafar Panahi del que aprendí a ver el cine con otra empatía, otro enfoque. “El espejo” y “el círculo” ocupan un destacado lugar en el anaquel de mis vhs. “El globo blanco” me hizo recapacitar, me hizo sudar y llorar dudas sobre el cine de compromiso sin el componente político que ahora se le ha lacrado. Cannes y su festival ha estado huérfano de uno de sus insignes cineastas. Una silla vacía que por motivos dictatoriales ha permanecido muda por la opresión de su país. ¿Los motivos de su encarcelamiento? Aún no se sabe. Panahi no ha podido ni recibir asistencia letrada y su mujer ha pagado 150.000 euros para poder sacarlo de un agujero negro sin motivo alguno. La cáustica alcanza honrosas cotas y ver las trabas que se les infringen a bestiales directores de cine me provoca la náusea más hedionda de un sector cada vez más denostado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario