lunes, 28 de mayo de 2012

ALLÁ ABAJO

Foto. Assaf Gavra

Cuando me preguntaron por la posibilidad de subir el Annapurna sin bombona de oxigeno no me lo pensé dos veces. Dije; ¡voy!, muchachos voy, pero os espero arriba que luego nos quedamos sin veladores. Tres cuartos de lo mismo me sucedió con una invitación que no pude rechazar… la del campeonato cósmico de apnea con respiración asistida. ¡Todo un evento chicos!…medios de comunicación de todo el terráqueo y público venidos de los confines más remotos de la tierra…y yo sin embargo en pelotas picada…sin un humilde bañador… y la retrasmisión en directo… y yo sin tapones para los oídos, ahí abajo la presión te vuelve tarambana, y millones de espectadores pendientes de mi turno. Superar el record del hijo de la gran puta del hawaiano, básicamente en eso consistía, rozar con el pico de mi nariz algunos centímetros más dirección centro de la tierra y vencer al cabrón de Hawai, ciento setenta y dos metros… y saludos a cachalotes… y ojos de calamares gigante me vigilan… y yo sin crema protectora… y es que señoras y señores…allá abajo si rozas el plancton te sales salpullidos con forma de sirenas… ¡Yo así no me meto en la mar!…pero lo hice y en vez de buscar la vertical… alcé la vista y fue el horizonte el que me conquistó…y así…con cara de trotamundos…y de acariciar el cielo pasé a formar parte del gran azul… tomé la decisión de cruzar varios océanos y a eso de la altura de alguna marisma remonté el río y desové melancolía en lo alto del manantial… Qué a gusto me quedé y millones de espectadores me pusieron una querella por lo criminal y por las calles me saludaban con los brazos en cruz y con que arte me sacaban una mano en puño con el dedo corazón erguido como una veleta…cuando hice cima…ya estaban todas las mesas cogidas…y se me llenó la boca del hawaiano y sus parientes.
 Willy López

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