martes, 28 de julio de 2009

O FABULOSO MARCENEIRO



El fabuloso Alfredo Marceneiro, carpintero antes que fadista, de ahí su nombre. Siempre con su boina de cuadros, su fular y su cigarrillo en ristre, y de entre las comisuras, sus leves quejidos en forma de saudades. Según la leyenda nunca salió de Lisboa, y la capital lusa lo adoptó como su novio. La voz de Alfama, Graça y sus tascas a rebosar de melancolía. Voz desgarrada y dulce a la vez, el Chet Baker de la música portuguesa. Un tributo redente de Camanhé, una liberación de Ana Moura, los resquicios de su pigmalión...Amalia Rodrigues. Un consejo, sírvanse un porto a eso de la media noche y pongan de fondo un disco de Marceneiro. Ya me contarán...

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