sábado, 24 de julio de 2010

ESPANTANDO PERROS

Badajoz sigue siendo agradecidamente fea. Esta ciudad sigue repleta de esquinas donde mirar puede provocar gastroenteritis, un dolor de estomago al que los pacenses estamos acostumbrados, un gen con cara de omeprazol que nos ha hecho ser valedores de infinidad de culturas. Aquí el urban sketchers cobra vida. Es una ciudad inyectada a trazos duros, hilvanada a base de cotas a carboncillo de arquitectos con parkinson. Y quizás ése sea su verdadero encanto, una ciudad inusual, donde “el tourist go home!” se encuentra de bruces con algo nuevo, con una de las primeras villas de fundación mora de la península. Los monumentos enriquecen y dan horas de satisfacción al turista empedernido que necesita de foto recuerdo, aportan puntos dorados al callejero y almacenan colas para la visita de rigor. La capital pacense carece de eso, y es ahí donde entra en juego la fealdad de nuestras calles, destartalados edificios y cheposos monumentos con aristas aftasíes que rezuman soniquetes de tanguillos extremeños y algo más que una postal de recuerdo. Disfruten de la visita.

2 comentarios:

  1. isaacedillo_galegiño ya...25 de julio de 2010, 13:13

    Ya sabemos amigo, que no se puede tener todo. Si queremos que nuestra ciudad sea exclusiva, que no esté masificada ni llena de turistas buscando "fotofácil", tendremos que quedarnos con lo que tenemos. Que bien merece la pena disfrutar esta ciudad entre nosotros y para nosotros. Un abrazote Wilson!

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  2. Bendito sea el misterio! ese que nos engancha y nos encanta... indescriptible y secreto.

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