lunes, 9 de mayo de 2011

QUEDARSE MUDO

Dexter Gordon. Saxofonista

   Thelonious Monk. Jazzman. Pianista. Le cortaron las alas. Como a su amigo. Charlie Parker, “The Bird”. Le arrestaron por consumo de estupefacientes. La eutanasia activa no es “cool” en territorio Usa. Al Pájaro Parker no le pillaron. 34 añitos y adiós muy buenas. A Thelonious le quedaron mudo. La baronesa Pannonica le devuelve la licencia para tocar en Nueva York. Le daba pasta para drogas y voz para su extraña locura. Monk tarareaba cosas raras mientras aporreaba el piano. Un “A Love Supreme de su amigo Coltrane.  Thanks "Nica". Acorde que repetía tras su reencuentro con el humo y los dry martinis de la noche.  Dizzy, “el buen rollo” y Art Blakey acuden al rescate. Jazz Modal y ecos de bebop, bebop, bidibidabadu, bebop, bebob. Puro scat. Mucha tela para el loco de Monk. Y mientras  Chet Baker a lo suyo. Una paliza en San Francisco y nueva forma de tocar la trompeta. Fliscorno con cara de heroína. Sin duda, uno de los estribillos más usados en el jazz. Charles Mingus ya lo decía en sus composiciones. Dame algo para las venas y yo te meteré el alma en la sangre. La misma que estiraba al máximo el enorme Dexter Gordon minutos antes de tocar en el Blue Note de París. El saxofonista también tenía una mecenas, una señora que controlaba sus actuaciones, sus vicios y los brillos de sus instrumentos. Tatatitito tito ni-ni. Esta va por Miles Davis, comenzó un día entre calada y calada de su cigarro. Herbie Hancock reía. El dueño del club reía. La madame reía. Tavernier mientras rodada su film reía. Gordon lloraba. Por dentro, como un agudo de Ella Fitzgerald, como el contrabajo de Ron Carter. El viejo Monk se quedo mudo, sin dar explicaciones. Más de diez años. Decidió enterrar sus manos y su lengua. Las visitas de su amigo Charlie Rouse transcurrían en el silencio más absoluto. Más puro. Hegemónico hasta sus últimas notas bebop, bebop, bararabá, bebop…su último riff.

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