viernes, 20 de mayo de 2011

SERIAL KILLER

Para hablar de este tema necesito primero y pido disculpas, recurrir a mi experiencia. Hace bien poquito he tenido una depresión postSoprano. Es decir, como le ocurre al personaje de la serie Tony Soprano y salvando las distancias de su piscina, veo miles de patos en mi bañera. Con esta obra maestra de David Chase, las preguntas capciosas sobrevuelan el cuarto de baño de mi tele; ¿Hay vida después de los Sopranos? ¿Merece la pena perder el tiempo con otras series? The Wire, Tremé, Mad men…¿No serán engañabobos con cara de patos?   
Tengo que admitir que sigo siendo muy selectivo a la hora de tragarme varias temporadas de series televisivas. La intención es distraerme con los 12, 16 18 ó 24 capítulos y sus respectivos pilotos como cebos (excepcional, por cierto el de Perdidos, y poco más de esa estafa). Enchufarme en la trama en 20, 30, 45 ó 60 minutos de serie. Pero todo tiene una medida. Y como dice Dennis Lehane en la entrevista de Toni García, “las series no deben durar más de cinco temporadas”.  Y es que nadie aguanta terceras y cuartas partes (a excepción, me refiero a recaudación taquillera, no a la  calidad fílmica de las mismas, de las alienantes y maniqueas secuelas de películas con coches furiosos y torrentismos juveniles).

Sin cebarme en mi experiencia, destaco que disfruté con Friends, muchos años después de su emisión, cuando la repusieron en horario de comida en Canal Plus. Disfruté con Doctor en Alaska, esperando al Reno por delante del Brick, el bar de Holling y disfruté con la esquizofrenia de David Lynch y el paradigma de Antonio Lobato, Laura Palmer en Twin Peaks.

Sin duda, el pueblo de Cicely era mi despecho natural de los Brandon, Brendan, Kelly, Jani y Zrosky sensacionales de vivir. Tras ese universo joyceiano de personajes me volví a quedar huérfano. Sin un orfelinato donde llorar mis tv penas. Caí en la droga, y estuve enganchado a estupefacientes como Al salir de Clase o Médico de Familia. Por suerte la metadona de Fraiser y los antipiréticos de las reposiciones de Alfred Hitchcock Presenta me sacaron de ese estado yonki.    

Está claro que las series han ganado peso. El cine no se adapta, a pesar de sus 3D y demás avances técnicos. La industria cinematográfica no encuentra un target al que meterle una bala entre los dos ojos que les reporte pingues beneficios. El guión lo es todo y los hábitos sociales actuales, desgraciadamente, no admiten traman clásicas.
Y retomando el discurso y el motivo de este post, e intentando no ser tan cínico como el doctor House, ¿Existe algo de calidad que me haga disfrutar delante de la televisión sin tener que recurrir al doctor Fleischman, a Silvio Dante o al “esto va a ser legendario” de Barney Stinson?

De momento, mi estado de soltería televisiva sigue siendo agudo. La magnífica ¿Cómo conocía a vuestra madre? me ha quitado alguna pena y poco más. De momento sigo soñando con el Bada Bing , el Satriale's y patos que vuelan mi azotea…SOS ¿Alguien me puede ayudar?
Willy López


3 comentarios:

  1. Que pena me das Wilson...voy por la tercera temporada y tengo una sensanción contradictoria sobre si meterme en vena cuatro capítulos en un día, o ver solo uno cada dos, para alargar el final. Impepinablemente, ayer mismo me tragué 3, no pude soportar la presión...
    Mi único consejo, vuelve a ver los patos volar, y acude a una psicóloga!

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  2. Venga Willy, prueba con "Breaking Bad". Esto sí que es una serie impresionante. Todo lo que hayas visto antes, no tendrá comparación con ninguna serie que hayas visto en la vida. Y te habla uno que se ha calzado entera "Mad Men, está viendo "Treme", he visto capítulos sueltos de "Los Soprano" y anda enganchado a "Carnival" y "Fringe". Pero mi droga televisiva que ansío chutarme este verano es "Breaking Bad".

    Échale un vistazo a este video (tranquilo, no es un spoiler): http://www.youtube.com/watch?v=WNN3JuFo1yE&feature=related

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